Para cerrar nuestro ciclo de cómicos del siglo XX hemos elegido a un dúo muy entrañable que se ganó por completo el cariño de todo el público y permanecerá en la memoria de muchos españoles por su humor disparatado y espontáneo. Juan Rosa y Manolo Sarria, se hicieron populares como El Pulga y El Linterna. Sus actuaciones eran auténticas explosiones de humor, y aunque se veía claro que había un argumento, a veces la improvisación se apoderaba de los dos cómicos y lograban que las carcajadas del público fuesen imparables.

Entre ellos se percibía un cariño y unión que se extendía fuera de los escenarios, las parodias exageradas del día a día de cualquier ciudadano les hacían conectar con el público con facilidad, como pocos artistas han sabido hacer. Ambos interpretaban dos estereotipos fáciles de identificar en sus sketchs, sin duda fue gran parte de su éxito.

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Habituales humorista de diversos locales y Salas de Espectáculos en la Costa Andaluza, dieron un merecido salto a nivel nacional gracias al programa Un, Dos, Tres,… esta fue su catapulta hacía el éxito, y donde su humor obtuvo un reconocimiento a nivel nacional y frases como «¿Cómo estaba la plaza?», «Abarrotá», y sobre todo su popular «22, 22, 22,…» que se convirtió en estribillo de todo un país, además de sus peculiares trajes de luces.

Cuando uno conoce la vida más de cerca de estos dos grandes humoristas, se da cuenta que eran dos grandes personas con enorme corazón, el espectáculo les hizo compañeros de trabajo, el tiempo y las experiencias, grandes amigos. Juan Rosa falleció inesperadamente en un momento de gran audiencia, Manolo Sarria sufrió terriblemente la pérdida de su «hermano» como aún hoy le sigue nombrando al referirse a él.

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Hoy en día Manolo Sarria sigue activo, uno de los programas de mayor audiencia de este país «El Hormiguero» se ha convertido en su casa y el público de toda España puede volver a disfrutarlo. Como Manolo dice, no es el 50% del famoso dúo, pues sin uno de los dos, el dúo no tiene ningún sentido. Es tal la amistad y respeto que Manolo sigue mostrando por «El Pulga» que cada mes sigue llevando al cementerio un ramo de margaritas amarillas, las mismas con las que le atizaba en uno de sus sketchs.

Aunque uno fuese más alto y otro más bajo, ambos dejaron bien claro que eran dos gigantes de los escenarios y del humor.

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