Hemos trabajado juntos en varias ocasiones y a pesar de sus éxitos con temas que se han convertidos en bandas sonoras de generaciones, lo primero que sorprendía de ellos era su cercanía y trato de tu a tu, lo segundo su pasión por la música y por lo que hacían, disfrutaban de todo lo que conlleva una actuación, no solo el concierto en si, sino el viaje, el ensayo, la cena,… ¡da gusto encontrar artistas así!
Carlos Segarra todo un mito de la música española se comporta como un tipo normal, sé que debería ser así en todos, pero no lo es, y cuando ocurre sorprende y más se admira. Es cierto que las tablas y años sobre los escenarios dan esa experiencia y capacidad de ver la realidad sin dejarse nublar por la fama, pero también nos hemos cruzado con otros que tenía la misma o más experiencia y seguían subidos en la nube.
Estar con Los Rebeldes es estar alegre, contento y relajado, donde pasas de ser el «agente de zona» a ser uno más, donde su manager o cualquiera del grupo te llama por tu nombre, y además hasta son ellos quienes te piden hacernos una fotos todos juntos de recuerdo. Ahí notas claramente, que su amor por la música es sincero y puro.
Les he visto actuar ante locales llenos y otros casi vacíos, su compromiso es el mismo. Escuchar a los fans cuarentones o cincuentones que les relatan sus aventuras de años mozos con sus canciones con una sonrisa y charlar y recordar con ellos, y lo mejor de todo, cuando los conoces ves que no lo hacen por agradar, lo hacen porque lo sienten.
Las décadas de los 80 y 90 dejaron muchos grandes grupos en la historia de nuestra música, haber conocido que el lado humano de grupos como Los Rebeldes es tan auténtico refuerza su imagen, y allí dónde vayan seguro que dejan un gran sabor de boca a todos. ¡Larga Vida al Rock&Roll!
