Seguimos nuestro ciclo Remember, con artistas que ya no están con nosotros. La pasada semana lo dedicamos a Nino Bravo, quién perdió su vida en la carretera, nuestro protagonista de hoy falleció de la misma manera, Tino Casal.
Tino Casal comenzó su andadura musical en su tierra natal, Asturias con el grupo «Los Zafiros Negros» cuando contaba con solo 13 años, la música la llevaba dentro desde la infancia. Aunque fue con el grupo «Los Archiduques» con quienes comenzó a tener más éxito, enamorado del vestuario gótico y barroco, y además de cantante era compositor. Fue sin duda alguna uno de los mayores exponentes de los 80 y la revolución musical que vivió el país.
Desde los inicios muestra su inclinación por desarrollar una carrera en solitario. Tras una etapa en Londres, regresa a España y firma casualidades de la vida por el sello de Nino Bravo, quién buscaba una nueva voz con grandes posibilidades para cubrir el vacío dejado por Nino. La irrupción de Tino en el panorama musical no deja indiferente a nadie por su estilo altamente original, participa en algunos festivales nacionales con algunos éxitos. Aún así deja temporalmente la música, y al igual que hizo en su etapa de Londres se vuelca en su otra pasión, la pintura.
Inicia de nuevo su contacto con la música escribiendo y produciendo temas para otros grupos que crean el inicio de La Movida Madrileña. En 1981 y con nueva discográfica publica el LP «Neocasal» volvió a la escena musical, con más tablas y confianza en hacer algo grande, tras ver como otros grupos obtenían éxitos con temas compuestos por él.
Ver su imagen en el tiempo, sorprende aún más, era sin duda atrevido y auténtico. «Champú de Huevo», «Embrujada», «Hielo Rojo», «Lágrimas de cocodrilo» o «Eloise» se escriben con letras grandes entre el fiel público que tiene.
Consideraba la estética algo muy importante, y rompió paradigmas no solo musicalmente. Era sin duda un artista avanzado a su tiempo. Falleció en septiembre de 1991 sin llegar a ver la publicación del disco «Etiqueta Negra, Grandes Éxitos» que ya había grabado, y que se iba a publicar en esos días. Curiosidades de la vida, este disco fue su propio homenaje póstumo.
