Seguimos el ciclo que muestra el lado humano de artistas con los que hemos trabajado. La segunda entrega va dedicada a Elefantes, un grupo con el que trabajamos justo en 2005, el año de aquella disolución.

Elefantes venía de estar en la cresta de la ola, un grupo que había triunfado con temas como Azul, Se me va, Que yo no lo sabía, Se me va, Piedad,… por todo el país y lograba llenos multitudinarios en todas las salas y recintos de concierto donde actuaba.

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El concierto fue en Fregenal de la Sierra, un pueblo precioso de Badajoz que está pegado a la provincia de Huelva. Para el cliente era todo un acontecimiento y había apostado fuerte por aquel concierto, era un grupo de nivel, cierto que ya no estaba en lo más alto, pero aún tenía magia.

La llegada del grupo daba un aire de elegantes estrellas de la música, sus estilos tan personales de vestuario y peinados les asignaban personalidades características y muy marcadas. Apenas interactuaban con el cliente o con nosotros, parecían como ausentes, abstraídos de la realidad que marcaba el momento, y se mascaba una extraña tensión con el Road Manager. Quizás era un mal día.

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Cierto era que las pocas palabras que intercambiaba tanto Shuarma como cualquiera de los componentes del grupo eran de tremenda calidez y cercanía. Eran como dos caras de una moneda, daban un aspecto y el otro indistintamente. Despistaban.

Fue comenzar el ensayo y demostrar que aquella abstracción y ausencia, no eran otra cosa que concentración en la música. La tensión desaparecía con las melodías que aquellos sensacionales músicos interpretaban, y es que aunque ya sabíamos que era un grupo diferente por su interpretación sobre el escenario, verlo y en un ensayo sin público, impresionaba más aún.

Aquello era algo más que un grupo, era una fusión de músicos con actores que interpretaban aquello que sentían por la música. Eran notas de música humanizadas.

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El concierto no tuvo la acogida esperada, aún así ellos dieron el máximo como si la sala estuviese repleta. Al finalizar, con todo apagado, pareció apagarse la magia de nuevo. Se percibía algo raro que solo se notaba fuera del escenario. Meses después al ver la noticia de su disolución y los motivos, todo encajaba, ya no estaban en su mejor momento, necesitaban descansar, parar,…

Afortunadamente 2013 fue el año de su retorno, hemos tenido la oportunidad de verlos en directo este mismo año en Badajoz, y la magia sobre los escenarios es aún mayor que la de 2005, hay madurez y luminosidad en sus rostros.

Que la música siga corriendo por las venas de Shuarma, Jordi, Julio y Hugo durante muchos años, los escenarios necesitan descargas musicales así de puras y auténticas.

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