Ya vamos por la novena entrega de este ciclo que estamos a punto de finalizar donde hemos estado mostrando el lado humano de algunos de los artistas con los que hemos trabajado. Por aquellos entonces su nombre artístico era Pol 3.14, y su carrera parecía ir embalada hacia el éxito.
Recuerdo que Pol se mostraba como un tipo sencillo y corriente, con una sonrisa de las que cautivan a las chicas y una mirada sincera de las que transmiten confianza a cualquiera que se siente en una mesa con él. Las redes sociales comenzaban su boom, y recuerdo como en la comida recibía mensajes via Twitter y Facebook de fans que acudirían al concierto.
Se desenvolvía bien en conversaciones agradables y divertidas, y dejaba claro que le apasionaba lo que hacía, la música corría por sus venas. Pero también le gustaban otras muchas cosas como viajar, a propósito de su visita a Badajoz, aprovecharía para cruzar la frontera y visitar el país luso. Además es un enamorado del Surf.
Cuando topas con un artista que tiene una vida más allá de la música, que es además sensible con el mundo y la vida, da gusto. Uno siente que detrás de la parafernalia que cubre a muchos músicos, existe una persona que da lo mejor de si a través de instrumentos musicales o de su voz, el caso de Pol es uno de ellos.
El concierto de Pol estuvo lleno de magia, su voz envuelve y sus letras están repleta de sentido. Después Pol 3.14 desapareció del panorama musical. Curiosidades de la vida, un día en la tele vi un vídeo musical de un tema suyo antiguo y le mandé un mensaje. A partir de ahí reanudamos el contacto, y me contó que su nombre artístico ahora era Pol, y que como muchos artistas en este país había decidido emprender una carrera musical independiente lejos de grandes empresas y cerca de los grandes corazones del público.
