Comenzamos en nuestro Blog el ciclo Remember que tendrá como protagonistas a diez artistazos que nos dejaron pero que marcaron más que una época. Aunque habrá grandes nombres hemos querido dedicar el primero a uno con el que además tuvimos la oportunidad de trabajar y conocer personalmente «Manolo Escobar».
Manolo fue un artista hecho a si mismo, nacido en 1.931 en una familia numerosa creció en una España convulsa por la Guerra Civil lo cual da más mérito aún a sus logros, no debió ser una infancia sencilla aún así sus padres supieron capear el temporal y no solo les bastó con sacar la familia adelante, también eran padres preocupados por la educación de sus hijos.
Tuvimos la fortuna de compartir con él tres días en Badajoz, por supuesto que no son suficientes para conocer a alguien a fondo, pero Manolo era un hombre cristalino y sencillo, impresionaba su cercanía a pesar del éxito acumulado que llevaba a sus espaldas. Artistas con una décima parte de sus triunfos marcan distancias desde el principio.
Con solo 15 años marchó con parte de la familia a Barcelona a buscar un futuro mejor como tantas familias hicieron, trabajar en multitud de tareas le dieron quizás ese toque humano y de cercanía, conocer la sociedad desde dentro, crecer durante una guerra y emigrar de adolescente, fueron elementos a buen seguro esenciales en su trayectoria musical posterior pues sabía como conectar con la gente.
Otra cosa que llamaba la atención de Manolo era su corrección, educación e inteligencia, era tan respetuoso con una autoridad pública como con un camarero o el acomodador del teatro. Sus conversaciones eran musicales por la armonía que le daba, pero los temas podían ser dispares gracias a su buena cultura y su curiosidad en aprender y conocer.
Pasajes como los inicios musicales con sus hermanos, el servicio militar en Marruecos y la amistad que allí hizo con el hijo de un periodista, nunca borraron de su mente las palabras que antes de todo eso le dijo Raquel Meller: «Muchacho, tú llegarás… Yo sé de esto lo suficiente y he visto mucho. Llegarás, te lo aseguro». Fue un acicate que le hizo palpar que ese sueño que tenía era posible.
La familia en su boca aparecía en medio de conversaciones, muestra clara de que estaban en su mente de manera muy presente. Hablaba de su mujer Anita como si estuviera presente en todo momento, era precioso ver a un abuelo de casi ochenta años respetar así a su esposa en conversaciones que podían surgir sobre la vida, mujeres, matrimonios,… Hacía honor con su comportamiento al tema «No hables mal de las mujeres», era un caballero.
Manolo dejó grandes temas en la memoria musical de todo un país «La Minifalda«, «El Porompompero«, «Madrecita Maria del Carmen«, «Mi Carro«, «Y Viva España»… este último tema que incluso tuvo el honor de interpretar en la celebración de la primera Copa del Mundo de la Selección de Fútbol, fue la guinda a un momento que cantó a su son todo un país que vivía un momento histórico.
Sorprendía en sus actuaciones que su público no tenía un perfil en cuanto a edad, y podías encontrar a niños como a abuelos, y todos, absolutamente todos conocían sus letras. Se atrevió con todo en su vida, además de cantante, se atrevió como actor y como presentador de televisión, era un hombre valiente y capacitado para muchas cosas.
Tras las actuaciones deseaba volver a su casa, a su Benidorm, a su Anita y a su hija Vanessa, eran su vida. Siempre iba acompañado a las galas por su sobrino Gabriel quién ejercía de manager, amigo, cuidador y persona de confianza, «su fiel escudero» y que era todo un ejemplo y extensión de Manolo en comportamiento y trato humano. Grabiel ha escrito un libro en el que cuenta muchos más detalles de Manolo Escobar «Conversaciones con un hombre bueno«.
Estos detalles dejaban claro que Manolo desde su nacimiento fue un hombre de familia, inquieto intelectualmente, respetuoso y un caballero de pies a cabeza. Gracias Manolo por dejarnos esa voz tan auténtica con tanto entusiasmo y corazón.